¿Será posible vivir una vida sin preocupaciones?

Lee esta promesa de la Palabra de Dios.

“Echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” 

(1 Pedro 5:7).

Alguien ha dicho que las preocupaciones son como las sombras que al mediodía son pequeñas. Pero cuando comienza a bajar el sol se vuelven cada vez más grandes.

Quizás sea útil traer a la memoria el estudio que realizó cierto señor. A quien sus preocupaciones le robaban demasiado tiempo. Su estudio consistió en anotar todos los motivos por los cuales se preocupaba y después de un tiempo, una vez clasificadas sus anotaciones, llegó a la siguiente conclusión:

  • El 40% de lo que lo había afligido nunca había ocurrido.
  • El 30% podría haber cambiado sin necesidad de preocuparse.
  • Un 10% habían sido preocupaciones de menor importancia.
  • Un 12% preocupaciones inútiles acerca de su salud.
  • Y sólo el 8% restante había sido preocupaciones justificadas que tenían alguna razón de ser.

Tal vez nunca se nos había ocurrido a nosotros hacer un análisis semejante con nuestras preocupaciones, pero si lo hiciéramos con toda minuciosidad. No te parece que llegaremos a una conclusión parecida? Cuántas veces creemos que todo se vuelve oscuro, que no podremos cumplir nuestras obligaciones o que las cosas no nos saldrán como queremos y nos enfermamos de preocupación, literalmente?

Pero cuando pasa el momento crítico, nos damos cuenta del error mental en que habíamos caído.

El hombre de nuestro comentario descubrió que de cada 100 preocupaciones, únicamente ocho tenían razón de ser, las noventa y dos restantes eran una carga inútil que afligía el espíritu y debilitaban la salud.

La vida moderna, con todas sus complicaciones, exige que vivamos serenos y con un gran dominio de nosotros mismos. Exige que nos ocupemos de cada tarea en su debido momento. Pero no con tanta antelación que vivamos temiendo el día que vendrá. Para qué vivir, afligidos y ansiosos, ¿cuándo con un poco de orden mental y de confianza en Dios podemos gozar mejor de la vida? Confianza en Dios. Eso es lo que hace falta el Todopoderoso que nunca descansa y cuyas providencias nunca faltan. ¿Cómo nos va a ayudar? ¿No nos va a ayudar? Atender con éxito nuestros quehaceres, sean fáciles o difíciles.

Por eso San Pedro decía echando toda vuestra ansiedad o sea preocupación sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros.

Quizás esta sea una lección difícil de aprender, pero da tan buenos resultados y es tan elemental en la vida de un cristiano que por nuestra propia felicidad personal no habremos de aprenderla.

Dios te bendiga y recuerda, en el viaje de la vida las cosas han de terminar bien. Si tienes a la Biblia como tu GPS y a Jesús como tu guía, porque esa es una mejor manera de vivir.

Pr. Robert Costa.

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